Alas de dos ruedas
A Liber, mi bici
Hay momentos que mi mundo se transforma.
No lo percibe nadie. Yo sí.
La tierra deja de ser frontera, se convierte en aire,
y yo, apenas una brizna sobre su piel telúrica.
En ese instante dejo de andar, floto.
Mis pasos se disuelven,
se curvan,
se hacen circunferencias.
Giran bajo mí como planetas fieles,
y en ese giro constante
el universo tiene un latido propio.
Me aferro a lo mínimo, a esa línea delgada
que traza el camino bajo mi sombra,
y dejo que mi rostro converse con el viento
mientras el horizonte se abre
como un pecho que respira profundo.
No hay meta, solo vuelo.
Un vuelo hacia dentro, hacia donde nadie más llega,
donde me reconozco en silencio,
donde no soy más que un soplo sobre ruedas.
Giro tras giro, me dibujo en el paisaje
con ese rumor sin nombre.
Entre el mar y el desierto,
soy libre.
No como quien huye,
sino como quien por fin se encuentra.